Un casanareño en el cielo

Un casanareño en el cielo

Antes de morir yo quiero

Llano querido componerte una canción

Un poema sabanero

De mi propia inspiración.

Pedro Nel Suárez, Galón


La noticia llegó a modo de pregunta en un grupo de WhatsApp que tenemos con otro par de amigos.

 

- ¿Que se murió Galón?

 

- No sé, tengo entendido que estaba muy enfermo, contesté

 

Inmediatamente mis pensamientos volaron a la calurosa tarde de mediados de noviembre de 1988 en pleno centro de Villavicencio, caminaba rumbo a la esquina del Parque Central aun pensando en una propuesta que una hora antes me había hecho José Ulpiano "El Pato" Sanabría para defender un poema en un festival llanero. La había rechazado sin dudarlo.

 

La razón de mi negativa era muy sencilla, acababa de saborear la hiel de la derrota en El Festival del Silbón en Venezuela, el cual se realizó ese año en homenaje a Reynaldo Armas, me había prometido no volver a participar durante un buen tiempo hasta que no encontrara una letra que me hiciera sentir ganador en una tarima.

 

Al llegar a la esquina del Banco de la República escuché la dulce y sonora voz llanera de "El Pato" Sanabria.

 

- Coronell…!

 

Me acerqué al compositor de Villavicencio, la canción más bella que identifica esta ciudad, y que muchos la postularon para ser declarada, en algún momento, como himno del portal de la llanura colombiana.

 

A su lado estaba un hombre blanco de mediana estatura, con estampa de llanero, la piel cuarteada por el sol, y una mirada que dejaba ver algo de tristeza. Sus manos carrasposas de tantos callos se aferraban a una vieja carpeta de cartón como si guardaran su más preciado tesoro.

 

- Elkin le presento a Galón, es el compositor del poema que le comenté- dijo José Ulpiano.

 

- Mucho gusto, le dije mientras le daba un apretón de manos, fue como agarrar la mano de un Ocarro.

 

- Lea el poema que le va a gustar, insistía afanoso El Pato

 

- Bueno, voy a leerlo, pero ahorita no tengo tiempo, si quiere deme una copia y más tarde lo hago.

 

La Mirada de Galón brilló con recelo y escuché su ronca y rasgada voz por primera vez.

 

­- Solo tengo este original y no se lo suelto a nadie. Ni porque sea familiar de mi compadre Bayiyo, se refería a mi tío Álvaro Coronell Mancipe.

 

Tenía toda la razón, me di cuenta que había cometido un atrevimiento sin culpa.

 

- Allí hay una fotocopiadora, vamos y sacamos una copia.

 

Galón miró con desconfianza al El Pato, quien le dijo.

 

- Hágale que este es el declamador que ese tema necesita.

 

Mis manos palparon el papel aun tibio salido de la copiadora, sin siquiera darle una hojeada lo doblé y lo metí en uno de los bolsillos de mi camisa.

 

- Me despedí al tiempo que les dije, hablamos en estos días.

 

Ya con la oscuridad de la noche llegué a la casa paterna, saludé y al fondo escuché la voz de mi mamá.

 

- Hijo, mañana van a lavar, por favor deje la ropa en la canasta.

 

Así lo hice y cinco minutos después llegó mi mamá con un papel en la mano.

 

- ¿Qué es esto que dejó en la camisa Elkin Raúl?

 

Así me llamaba cuando estaba a punto del mal genio.

 

- Es un poema que me dieron, quieren que lo defienda en un festival, pero no tengo muchas ganas. – Ella se calmó y con la sabiduría de todas las mamás me dijo:

 

- Ya lo leí y me gustó… pero usted decide mijo.

 

Mientras me lo entregaba me dio un beso en la frente, de esos besos que nunca se olvidan. Le hice caso y empecé a leer por primera vez el escrito, me fascinó, lo leí por segunda vez, me emocionó, lo leí por tercera vez, me cautivó, lo leí por cuarta vez y me enamoré de esas letras… había encontrado lo que estaba buscando.

 

Al siguiente día busqué a El Pato Sanabria en la Academia de Música Departamental del Meta y le dije:

 

- Patico… Soy el tigre para esta letra.

 

Dio por terminada la clase de maracas a una decena de niños, dejó su cuatro colgado y nos fuimos a buscar al compositor. Lo encontramos en la misma esquina de la tarde anterior. En sus gruesas manos la misma carpeta, José Ulpiano se adelantó y le dijo:

 

- ¿Se acuerda que le dije que iba a decir que sí?

 

Vi sonreír a Pedro Nel Suárez Galón, el gris que trasmitía su mirada se disipó para dar paso a una breve felicidad.

 

- ¿Cuando empezamos a ensayar?

 

- Ya mismo, le respondí.

 

Nos fuimos para la Academia de Música y empezamos a dar las primeras puntadas, pues estábamos a pocas semanas del concurso. Fueron casi 20 tardes practicando, corrigiendo y aprendiendo una letra maravillosa, pletórica de nuestro ancestro llanero.

 

El Festival del Canoero en Puerto López era tradicional, cada diciembre recibía a los mejores compositores y declamadores del LLano. Hasta allí llegamos un miércoles en la mañana, nos indicaron el hotel donde nos hospedaríamos y nos fuimos caminando por sus calles algo polvorientas, en las que ya se respiraba el ambiente de la fiesta, por cada tienda, billar o cantina que pasábamos se escuchaba un joropo altanero.

 

Luego de dejar el equipaje bajamos a tomar algo y pasar la tarde. Afuera del hotel había una cafetería y nos encontramos al señor Ramón Cedeño, arpista y compositor casanareño, nos saludamos mientras nos decía entre risas y sarcasmo:

 

- Devuélvanse pa´Villavo que yo ya gané esto.


Todos soltamos la risa. Media hora después llegó Pablito Méndez Q.E.P.D, su extraordinaria voz lo ubicaba como uno de los mejores y se sentía ganador. Para completar arribó un amigo a quien le decíamos El Caballicero. En esa sola mesa estábamos seis personas que nos conocíamos perfectamente, nos habíamos enfrentado en muchos festivales y existía una relación de camaradería, respeto y amistad.

 

Esa noche se hicieron un par de ensayos con el conjunto base y el sorteo para las presentaciones, nos tocó el primer turno para el privado al otro día y el último turno en las presentaciones en tarima viernes y sábado. Al terminar todo pedimos con Galón hacer un par de ensayos más, nos demoramos casi una hora hasta que sentimos que estábamos acoplados.

 

Eran casi las 10 de la noche y en una esquina estaba Ramón Cedeño brindando “Miche”… Con botella en mano se levantó de la mesa invitándonos a que lo acompañáramos. Lucía un sombrero Pelo e ´Guama blanco sencillamente espectacular, no nos quería dejar ir. En medio del bullicio le dije a Galón, - quédese un rato yo me voy a dormir;- sabía lo que pretendía el afamado arpista… Emparrandarme para que al otro día llegará enratonado (enguayabado) a la presentación en privado con el jurado.

 

Al otro día a las 7:00 a.m. estábamos desayunando y vimos entrar por el zaguán del hotel a Ramoncito Cedeño… O lo que quedaba de él, parecía un guiñapo sosteniéndose de las paredes, dando tumbos, ya no lucía el sombrero Pelo e´ Guama, ahora llevaba una cachucha vieja y sucia que invitaba a votar por Virgilio Barco. Le habían robado el sombrero. La risa invadió a todos los comensales.

 

La presentación ante el jurado transcurrió de manera tranquila y nos alistábamos para la prueba de fuego en la tarima… ahí era al todo o nada.

 

O fue coincidencia o los organizadores dispusieron todo para que los cuatro poemas que se perfilaban como ganadores se presentaran entre las 11 y las 12 de la noche.

 

Para la primera presentación en tarima decidí usar el Liqui Liqui blanco, tenía la cábala de hacerme al lado de las escaleras para subir apenas escuchara mi nombre, ya antes había masticado jengibre para aclarar la garganta. Pablo Méndez terminó su presentación, se bajó lentamente de la tarima debido a una dificultad física que tenía… cuando pasó por mi lado me dijo:

 

- Ahí le dejo ese trompo en la uña.

 

No contesté. Estaba concentrado y decidido a ganar. El presentador era Jairo Solano Sarmiento, El Topo, quién anunció el siguiente participante de esta manera:

 

- Modalidad Poema Sabanero, Título de la obra: “Un casanareño en el cielo” Autor Pedro Nel Suárez, Galón, defiende Elkin Coronell… Un trago doble de wisky, me hice la señal de la santa cruz, escuchaba el bullicio de la gente y el arpa afinando al fondo, tomé el micrófono, me hice en el centro de la tarima y cerré los ojos.

 

El arpista terminó de afinar, abrí los ojos y pude ver el parque totalmente abarrotado de espectadores, unas tres mil personas según supe después.

 

Galón siempre se hacía a la derecha de la tarima por si algo sucedía, muchas veces a los participantes se les olvidaba la letra, él estaba ahí por si ese mal momento nos llegaba, nunca pasó.

 

Al terminar los aplausos se escucharon más fuertes que para el resto de participantes, una buena señal.

 

Al bajarme de la tarima Galón me abrazó de felicidad y me repetía con su ronquera:

 

- Contra ganamos, ganamos, chico ganamos.

 

- Esperemos porque mañana en la última presentación y esto va a ser canela fina, le contesté intentando conservar la calma, aunque ya presentía un buen resultado.

 

Nos fuimos a descansar, por el camino Galón me repetía que la pelea era con Pablito Méndez, pero que la letra no le ayudaba. Estábamos de acuerdo, el poema autoría de Carmen Martínez Arteaga, no tenía muchas posibilidades, pero la voz y a interpretación de Pablo suplían las falencias de ese tema.

 

La luna nos alumbraba el camino mientras una suave brisa nos acompañaba, era una noche perfecta para un parrando, en las siete cuadras que caminamos nos ofrecieron cerveza, aguardiente, ron, wisky… Por donde pasábamos nos decían que íbamos a ganar, las invitaciones a pasar la noche bebiendo sobraban, trago que me pasaban, trago que le entregaba a Galón.

 

Al siguiente día no salí del hotel, Galón por su parte parecía una reina de belleza repartiendo saludos y abrazos por todo el pueblo, daba entrevistas en la emisora y se pavoneaba disfrutando ese cuarto de hora que siempre había soñado, estaba muy cerca de ganar su primer concurso como compositor.

 

Estábamos cenando juntos a eso de las 8:00 p.m. cuando llegaron de sorpresa mis padres. El abrazo con ellos, las preguntas de cómo íbamos pues en las emisoras nos daban como ganadores. Un hermoso momento de felicidad. Se despidieron rápidamente, les dije que esperaba llegar a la tarima sobre las 10:00 p.m. pues estaba programado para presentarme a las 11:30 de la noche. Se despidieron, la bendición de mi mamá y un tallito de jengibre para que lo masticara, mi papá se despidió con tres palabras fuertes pero cariñosas, - Con verraquera mijo.



Parte baja de la tarima, Festival del Canoero Puerto López - Meta

 

Llegamos a la hora dispuesta y Galón se dedicó a dar más entrevistas. Me senté a un lado de la tarima a escuchar a los otros participantes mientras disfrutaba ese picante mentolado del jengibre. 20 minutos antes de mi turno mi padre me dio un trago de wisky doble.

 

Lo tomé lentamente, mientras escuchaba declamar a Pablo… lo hizo de una manera extraordinaria, él sabía que era la última oportunidad que tenía para convencer el jurado, casi lo logra. Al darme cuenta pedí un poco más de wisky, me lo tomé en fondo blanco.

 

Con la sangre liviana y la garganta caliente subí a la tarima, en los cinco minutos que duró el poema terminamos por inclinar la balanza a nuestro favor. Más aplausos, el grupo base hizo un arpegio no programado al final para extender el reconocimiento.

 

Los abrazos y las felicitaciones no se hicieron esperar, Galón en ese momento era más importante que el alcalde del pueblo.

 

Así termino nuestra primera participación juntos, la amistad se extendió para el resto de la vida, se nos hinchó la barriga de ganar festivales.

 


Una de las últimas fotos de Pedro Nel Suárez, Galón


Su partida me dolió, es como si una partecita más de mi amado Llano se hubiera muerto, y ya son muchas partecitas que no están con nosotros.

 

Duele saber que murió solitario como la palma en el llano, duele saber que poca o ninguna ayuda recibió en sus últimos días, duele saber que la cultura y sus representantes solo sirven por un momentico.

 

Duele tu partida viejo Galón.

 

Elkin Raúl Coronell Cadena

Comentarios

  1. Hermoso, Coroncoro, hermoso texto. Y bonita foto, muy casual para ese momento. Bacano. :)

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    1. Gracias mi hermano Edgar. Duele como se van estás grandes llaneros

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  2. Viejo Elkin, comosiempre una crónica excelente..... Sin embargo, en los últimos días del viejo Galón, cuando los del colectivo Somos Llaneros, Somos del Meta nos enteramos, hubo un bonito movimiento de solidaridad para llevarle a la clínica las cosas que necesitó y luego América junto con Jessica Castro gestionaron algunas cosas para alivianarle la vida, se ubicó su familia y al final se logró llevarlo a un hogar geriátrico en donde disfrutó sus últimas horas. Hasta bailó el hombre. Se recogió dinero y se pusieron en venta sus libros. Muy dolorosa la partida de ese pedazo de llano que el representaba.... Pero en los últimos momentos se sintió rodeado y querido por un bonito grupo de personas. Un abrazo.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Contigo se apaga una inmensa luz del folklore colombiano, llena de tantos colores y sabores que representan al Llano, colmada de aventuras y cuentos vividos como lo hace un cristiano. Adios! tío querido. Adios Pedro Nel Suárez, el Galón de amor, risas y canto...
      Q.E.P.D. y estés en la presencia de mi amado Jesús.

      De verdad duele saber que murió necesitando ayuda y apoyo... Gracias por tanta solidaridad, por quienes estuvieron con él brindándole lo mejor de sí como mejor pudieron y acompañarlo hasta sus últimos días, por esa iniciativa de no dejarlo sólo y más en estos tiempos difíciles que afrontamos hoy día por la pandemia, gracias por sentir tristeza por su partida.Lamento mucho estar ausente como la gran mayoría de la familia, por vivir en un país en crisis como lo es Vzla y desconocer la verdadera situación económica por la que él atravesaba...

      Gracias por el relato acá expuesto, donde reí, extrañé y deseé conocerlo más, lloré y sentí emoción por la historia contada por el Sr. Elkin Coronell. La verdad es que es un orgullo haber compartido ( aunque poco) a Pedro Nel Suárez, y saber que fue muy querido, alegre, y respetado como persona y gran artista. Hoy conocí con esta historia un poco más de ese tío, que vivía en Colombia, que era amante a todo ese universo que envuelve a lo que tenga que ver con el Llano y que llevaba muy en alto... Que compartió en breves momentos lo mejor de si en reencuentros familiares acá en Venezuela el último fue en el año 2016, demostrándonos a toda su familia su fuerza y la madera con la que estaba hecho, esa vena artística que lo delataba a leguas por su vestimenta, caminar, al hablar y soltar refranes como buen llanero, con su disposición siempre para armar parrandas y pararse frente a un micrófono a derrochar toda su energía, y riqueza producto de un talento genuino que nació en él como compositor y gran artista que llegó a ser. Q.E.P.D.

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    3. Hola. Gracias por leer la crónica de mi amigo Galón. Siempre hablaba de su familiar en Venezuela. se nos fue un gran talento que poco reconocimiento recibió.

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  3. Hola Sr. Elkin, te comento que a estas alturas de la vida, los reconocimientos por el hombre no son los que realmente se dan; por ejemplo: el amor, trabajo y entrega de una madre para la crianza y levantar un hogar, el tiempo invertido en una organización para sacar una familia adelante, etc, estos, como por citar algunos ejemplos. Creo que en la medida en que hacemos y entregamos, es lo que nos hace reconocer cuánto amamos o no, y eso, realmente, a mi parecer, es lo que Dios mide y cuenta en la vida de cada quien. También creo que mi tío se adelantó y festejó el pasado 4 de septiembre, su cumple No 84, allá en los cielos como lo dice el titulo de tu crónica: Un casanareño en el cielo.
    Gracias por tu tiempo y dedicación a un ser especial como ese tío querido.

    Saludos

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